domingo, 22 de octubre de 2017

"Una cena con el Padrino"

Acostumbrado a pasar  casi siempre en solitario  mi refrigerio laboral,  recuerdo  una tarde de esas donde   la pantalla del televisor  proyectaba  una parte de la trilogía  “El Padrino” como especial  del mes.  Sin duda  más de uno  lo ha visto  y vuelto a verla, no solo por  tratarse  de una de las producciones más aclamadas y apreciadas  de la cinematografía estadounidense y mundial. Quien no ha  manifestado  su opinión acerca del notable guion elaborado por el  escritor Mario Gianluigi Puzo  y la mejor película del director Francis Ford Coppola.

Así de pronto sin  tomar  ya interés a los  personajes  de Marlon Brandon  y Al Pacino y  endulzados por la partitura  sinfín de Nino Rota, surge una plática acalorada,  la mesa  esta compuesta  exclusivamente de varones,  surgen los típicos comentarios de corte machista, mezclados con sorna comparada a uno de los ahí presentes, la broma y la chacota, una simulada insinuación  gestual al compañero,  y esa ironía  que en mágica conjunción se relaciona con  algún personaje  regordete  siciliano  que súbitamente  aparece   en la pantalla; estalla la risa estridente y grupal alguien de la otra mesa   colabora con la burda comparación, devolviendo quizás así “un pendiente” a la  no tan víctima de turno. Así son las  tardes  en el comedor de mi centro de trabajo.

Esa tarde sin embargo, algo surge rápida y súbitamente, el momento, la ocasión diría yo pero es  según mi pensamiento, el comportamiento social  de un grupo humano que vive unas horas de su vida fuera de su hogar,  unos con la mentalidad de estar ahí   disfrutando unos minutos de descanso y confort, para  luego continuar con  su propia realidad:  realizar las labores encomendadas e  inherentes a su área; el esfuerzo realizado: podría ser interpretado como el de llevar el pan a casa, alguno está ahí también porque le gusta su trabajo y piensa hacer carrera,  otro tal vez esperando  una mejor oportunidad y mientras  tanto mantenerse resignado a  hacer de la paciencia: un arte, o de repente un  acendrado estudiante  universitario que  viene realizando sus prácticas profesionales  con el objetivo de acumular créditos y experiencia. 
En esa  vorágine de inquietudes  y curiosidad,  se  escucha el inicio del espacio publicitario  en el canal de la señal por cable,  alguien mira  el reloj  ubicado en una de las paredes para calcular el tiempo restante, mientras que otros  siguen llegando  y  tomar sus alimentos  con la consabida apreciación positiva o no de lo que ahí se encuentra servido, mientras yo  sigo con los cubiertos  en mis manos llevando cuidadosamente un bocado de alimento sin perder la postura.

En fin cada uno tiene su motor  y motivo  como aquella frase  ya  conocida.   Repentinamente,   la jocosidad se diluye y el tema de conversación se vuelve aislado,  una delgada y fina silueta hace su aparición se sienta contiguo a mi lado de la mesa, me digo a mi mismo que agradable compañía. La chacota ya se difumino totalmente, ella pregunta acerca de lo que estamos viendo en ese momento mientras continúan aún   los comerciales,  un “amable” compañero  también  presente le comenta de la película, ella  realiza un buen y  bien logrado comentario  acerca de las películas del género. Me  causa una gran percepción por su  buen gusto  y parece ser una cinéfila en potencia,  rápidamente  vierto también mis opiniones personales  del género  y así una  cosa lleva a la otra,  el dialogo una vez más vuelve a ser ameno.  En cinco minutos  conozco más detalles acerca de ella, a partir de ese momento se  traba  una interesante  y muy aleccionadora  platica entre ambos mas aún al decirme su apellido materno.

En una sociedad donde los estereotipos de hoy en día  son  ejemplos  “importados”,   me imagino a un Londinense o un simple ciudadano de la Commonwealth,  saber de la vida, obra y legado  de   “Richard the LionHeart” o su equivalente en francés “Richard Coeur de Lion”, bueno que mejor  escribirlo en buen cristiano: “Ricardo Corazón de León”. Hoy en día resulta fácil indagar  acerca de este insigne  soberano ingles gracias  a la Wikipedia por ejemplo, entonces  muchos ya  teniendo  una mejor imagen de este  insigne normando, estadista, conquistador, viajero y cruzado, fácilmente   cualquiera gustaría de llevar  ese título y comentar sus hazañas y logros con gran ánimo  y que  mejor si pudiera ser nuestro apellido, similar a los muchos apellidos aristocráticos  de origen castellano que  existen en  nuestra sociedad  actual,  sin el objeto de ofender a todos aquellos que por abolengo los ostentan hoy en día.


Corazón de Puma .- Recuerdo  hace 11 años exactamente,  haber conocido  en esta ciudad a un  contemporáneo y joven  oficial servidor público apellidarse  “Pumazuncco”, ya no recuerdo su nombre (o  mejor  dicho,  no esforzare  la memoria en traer su nombre al presente), yo  lo conocí  en su faceta profesional  y nada más. Hace tres años atrás, durante  un día de  trabajo,  al solicitar a un grupo de personas  sus documentos  de identidad para poder  ingresar a un establecimiento, me percate  el  apellido de uno de ellos: Puma Sonco,  le pregunte si    sabía el significado de su apellido me respondió no saberlo, es más  me dijo ser limeño de pura cepa.  Y sin el ánimo de hacerlo quedar mal y  haciendo uso de mi peculiar estilo de  enseñar la historia, le platique a ese grupo de hombres el tan  insigne y noble apellido que este  parroquiano ostentaba, no puedo negarlo,  capte  inmediatamente la atención de todos ellos, recordando el estilo del periodista deportivo  e “historiador”: Efraín Trelles.

El  énfasis  que debemos darle a nuestros valores,  comparando  el ejemplo de este aludido  ciudadano e imaginar  una situación similar al otro lado del orbe  con respecto a suponer ser  descendiente de   Ricardo I  rey de  Inglaterra;  es una base a los conceptos  analógicos del cual  vengo haciendo un común denominador. Soy consciente que mucho se ha hablado del amaneramiento del peruano promedio y no tan promedio,  he oído  soluciones  a este fenómeno desde un plano  ortodoxo, pasando  por el regreso a la instrucción similar recibida en los cuarteles militares entre otras.


Yo pienso que  debemos partir desde este concepto,  podemos “recrear” sanas comparaciones para  construir una nueva y remozada  identidad cultural basada en la riquísima y milenaria tradición cultural, pasando por lo histórico por ejemplo, así como  por el arte culinario, el folklore, la música “vernácula” la verdadera y  originaria así como  conciliar antiguos    y antagónicos contrastes étnicos:  lo serrano versus lo  costeño lo charapa versus lo costeño;  lo limeño versus lo provinciano y, también  el fenómeno  cultural del campo  versus los estereotipos de las grandes ciudades del interior del país; en otras palabras:  “conciliarnos todos por todas nuestras partes”. Lo digo esto, pues  con  motivo del presente censo nacional y con   relación al fenómeno futbolístico actual, donde cada uno de nosotros se transforma en un solvente “Opinologo” dotado de sendos argumentos para poder entablar acaloradas discusiones y alternativas  que deba  tomarse en cuenta.  Aunque hoy no es materia  de mi presente artículo,  me comprometo a platicar  en el futuro acerca de estos dos temas.

Empezando  por  los  apellidos y la cosmovisión  trascendental de  cada uno, pasando por su origen geográfico, se puede articular un interesante andamiaje social que  origine la sinergia necesaria para desatarla  en el primer campo de batalla: las escuelas,  y en segunda instancia en cada hogar, pero esta última con  la imprescindible acción del estado a través de  sus organismos  locales y regionales. Sabemos que existen sendos proyectos educativos. Aquí  percibo que le falta ese “aderezo”, esa “sustancia”  como cuando preparamos una suculenta “carapulcra a la chinchana”  cuyo potaje  es de tradición milenaria, más aun sabiendo que si le falta  maní,  no sería una verdadera “carapulcra criolla”, pero si supiéramos que el maní es también una de las más antiguas semillas conocida por el hombre, es más  si un acertado docente  de los miles de centros educativos o mejor dicho ahora denominadas: Instituciones Educativas, pudiese discernir ante sus estudiantes  sobre el notable   descubrimiento del  arqueólogo estadounidense Tom Dillehay  quien  descubrió los restos de esta milenaria planta  de 7840 años en Paiján y en el valle de Ñanchoc   ubicado en el valle del alto Saño  en Cajamarca. Así se podría verter estos componentes culturales, comparando los ingredientes de  una suculenta  carapulcra. El deleite servido por un “competente Cheff  de la educación”  a  esos jóvenes  paladares, “fidelizaría”  una clientela  que con el tiempo podrá  degustar  un potaje típicamente peruano, pasando por  la historia que trae origen una semilla de un valle en una región como Cajamarca,  nombre de un escenario suscitado hace casi 500 años atrás. Pues el peruano de hoy es fácilmente seducido por la pasión de multitudes,  otrora  componente de los siete pecados capitales: la gula, por citar un ejemplo, pasando por el futbol  hábilmente utilizada por los medios  sociales, especialmente los televisivos.

Finalmente retornando  al  escenario de mi  amena platica; ella por su abolengo materno resultó ser  una  musa  reencarnación de  Cusirimay Ocllo, y lo digo  así porque el destino  resulta a veces caprichoso, el apellido, la belleza y la historia coincidieron  ese día;   luego de hablarle y comentarle  acerca de la panaca de esta princesa inca  y   la historia del creador de este clan familiar, uno de los hijos más insignes:   el “Alejandro Magno de América”,    “El más grande hombre que la raza aborigen de América haya producido”  (esta frase de Sir Clement Markham),

Solo me contenta   haber echado luces del origen  de un  apellido tan noble y digno, el cual debe ser motivo de orgullo para cualquiera que lo ostente tal cual  como si fuese lo mismo de  un descendiente  de alguna casa real europea,   que  mejor retribución  el oír de sus labios un sincero  compromiso de indagar más acerca de  una parte importante de  nuestra historia: la historia de todos los peruanos y no peruanos también, porque  va más allá de un país  o región,  se extiende como un colectivo  de los hombres y mujeres de este presente y actualidad.

Si James Cameron dirigió  una película épica de ciencia ficción animada: “Avatar” mis  coetáneos, deben saber que   los paisajes y  personajes  de la misma fácilmente podrían ser identificados  con personajes  históricos reales de nuestro pasado, pues el hombre   cree imaginar, sin embargo casualmente también recreamos eventos  del pasado  con asombrosa analogía a civilizaciones  que  realmente existieron.


Este articulo va dedicado a   esa anónima persona que inspiro el título del presente. 
Gracias. 

 



domingo, 1 de octubre de 2017

La Historia es un medio, no un fin: Inicios

La semana pasada al leer  un artículo sobre los innumerables estudios, ensayos y publicaciones sobre los  acontecimientos suscitados hace más 500 años en las templadas tierras de Caxamarca, en la jurisdicción del Chinchaysuyo. Aunque numerosos estudiosos han debatido  y propuesto  los posibles escenarios  vino a mi  memoria  el querer recrear  como  fue  aquel episodio de la llegada y encuentro de los españoles con el Inca  Atahualpa.



Sin embargo intentar recrear un evento  de tal envergadura tiene sus dificultades, puesto que  al no existir  un consenso  uniforme   o casi general  por parte de los  estudiosos de ayer hoy  y posiblemente  del futuro también,  solo nos queda y digo que nos queda  imaginar  en base a las fuentes  escritas   procedentes del siglo XVI y XVIII,  como también de  prolífica obra existente sobre la historia de las indias occidentales que abunda  en ambos continentes.

Para tal efecto debemos hacer una diferencia entre las relaciones dejadas por los hombres que acompañaron al Marqués Francisco Pizarro (y debo empezar con esta notable aclaración,  puesto  que dicho título fue otorgado por  el Rey Carlos V a través de su representante legal producto del acuerdo  o tratado firmado  en España para el descubrimiento y conquista del Perú.) así como también de las crónicas   escritas por las siguientes  generaciones de españoles, asimismo las compilaciones  mandadas a redactar  por los primeros virreyes de la colonia.

Pues  hasta nuestros días, los anales de la historia del Perú como  país libre y soberano, no solo se remontan al célebre “balconazo”  dado por  el excelentísimo General Don José de San Martín en 1821, sino también  a aquel  fatídico episodio  acaecido aquella tarde del sábado 16 de noviembre de 1532, en la llacta de Caxamarca.

Hoy en día, a los años que llevo a cuestas en esta mi vida terrenal mis  platicas  y tertulias  sobre este acontecimiento  tan memorable y significativo en  nuestra historia nacional, tiene  mucho  más que   la captura del máximo soberano de un estado  autóctono   que se mantuvo aislado  del resto del mundo  por más de  cinco mil años. Los incas  que  los españoles  conocieron hace quinientos años fueron el  producto  social de aquel foco civilizador que se inició en Caral, y que  aunque suene triste aun,  pocos peruanos  han bebido de ese elixir de conocimiento y la connotación que esto significa.
Me animo a decir que con la ayuda de los avances tecnológicos de hoy en día, tal vez  las nuevas generaciones de jóvenes peruanos  y no tan jóvenes también puedan ser cautivados por  el inexorable  halito de misterio que envuelve a nuestra verdadera identidad cultural y puedan forjar en cada uno de ellos, el molde requerido  para crear un hito, un referente  histórico y  así poder lograr como  un verdadero conglomerado humano y social, un sincerado concepto de madre patria, el  significado  y el porqué  de esas dos silabas que conforman  el nombre de este país, crisol de razas  y de  herencia multicultural  para  toda la humanidad.
Y digo de toda la humanidad,  no con un sentido patriótico, puesto que  primeramente  tuve yo mismo que quitarme  esa venda de mis ojos,  y así comencé desde muy  pequeño a creer  en la enorme herencia  cultural dejada por nuestros ancestros oídas  en primera instancia a mi padre a quien  debo agradecerle no solo el  haberme  procreado, sino también  por haber motivado  mi  apetito por la historia, luego  a través de los libros de la copiosa biblioteca que mi progenitor tuviera, así  me inicie en el conocimiento de antiguas sociedades y culturas, nunca olvidare  aquellas  revistas   de  tipo vintage, que  mi abuela paterna tenia acumulados en sendos baúles de madera hoy  casi extintos, recuerdo aquellos días de mi niñez enfrascado en  devorar  uno a uno cada revista, no solo atraído por los dibujos de los cuales también  copie afición, sino por las  historias  narradas a manera de historietas, así  en ese pequeño universo puesto a mi disposición  tuve en mis manos el portal   para adentrarme en la imaginación de un faraón Akenaton con  formas femeninas, el oscuro mundo religioso de los egipcios y   mi primera  impresión del libro de los muertos y la escritura jeroglífica tan famosa de aquella civilización, como no olvidar también  aquellas historias de la cultura paracas y la trepanación craneana, logro de la cirugía precolombina, así estos episodios fueron repitiéndose  durante   mi primaria y secundaria, ahonde  mis conocimientos de manera autodidacta, así pude comprender el espíritu  que llevo a componer su vasta obra literaria al gran amauta José Carlos Mariátegui.

No debo olvidar  la colección de álbumes acerca de historia, biología  y otras materias tan populares entre la niñez y juventud de los años 70s y 80s, muchos  lectores de aquellas generaciones recordaran con nostalgia, el juntar  y/o pedir propina a los mayores para  comprar  las figuritas o intercambiarlas con aquellas que eran de gran estimación y búsqueda dada su escasez, no me adentrarse más en este propósito  a fin de no desviarme del tema.

Hoy  en día todo ha cambiado,  a veces  mi imaginación  futurista esboza los edificios que serán  edificados y que  irremediablemente cambiaran  el  fondo de la vista de la costa verde desde una perspectiva de un aguzado  fotógrafo  desde el malecón chorrillos.


Y sin ir a menos quienes no  muden rápidamente sus hábitos actualizándose a las tendencias, les invito a leer  un articulo  interesante  denominado

Title Alternative

The Wawki war : the objectives and mechanisms of rivalry among the Incan elite, 15th-16th centuries

aqui  dejo el enlace,
    http://digitalrepository.unm.edu/abya_yala/78/

DE CUYES Y SABORES

DE CUYES Y SABORES | Semblanzas y Sinsabores, Recuerdos y Pasiones Encontradas. A propósito de un articulo periodistíco  sobre el ha...