domingo, 1 de octubre de 2017

La Historia es un medio, no un fin: Inicios

La semana pasada al leer  un artículo sobre los innumerables estudios, ensayos y publicaciones sobre los  acontecimientos suscitados hace más 500 años en las templadas tierras de Caxamarca, en la jurisdicción del Chinchaysuyo. Aunque numerosos estudiosos han debatido  y propuesto  los posibles escenarios  vino a mi  memoria  el querer recrear  como  fue  aquel episodio de la llegada y encuentro de los españoles con el Inca  Atahualpa.



Sin embargo intentar recrear un evento  de tal envergadura tiene sus dificultades, puesto que  al no existir  un consenso  uniforme   o casi general  por parte de los  estudiosos de ayer hoy  y posiblemente  del futuro también,  solo nos queda y digo que nos queda  imaginar  en base a las fuentes  escritas   procedentes del siglo XVI y XVIII,  como también de  prolífica obra existente sobre la historia de las indias occidentales que abunda  en ambos continentes.

Para tal efecto debemos hacer una diferencia entre las relaciones dejadas por los hombres que acompañaron al Marqués Francisco Pizarro (y debo empezar con esta notable aclaración,  puesto  que dicho título fue otorgado por  el Rey Carlos V a través de su representante legal producto del acuerdo  o tratado firmado  en España para el descubrimiento y conquista del Perú.) así como también de las crónicas   escritas por las siguientes  generaciones de españoles, asimismo las compilaciones  mandadas a redactar  por los primeros virreyes de la colonia.

Pues  hasta nuestros días, los anales de la historia del Perú como  país libre y soberano, no solo se remontan al célebre “balconazo”  dado por  el excelentísimo General Don José de San Martín en 1821, sino también  a aquel  fatídico episodio  acaecido aquella tarde del sábado 16 de noviembre de 1532, en la llacta de Caxamarca.

Hoy en día, a los años que llevo a cuestas en esta mi vida terrenal mis  platicas  y tertulias  sobre este acontecimiento  tan memorable y significativo en  nuestra historia nacional, tiene  mucho  más que   la captura del máximo soberano de un estado  autóctono   que se mantuvo aislado  del resto del mundo  por más de  cinco mil años. Los incas  que  los españoles  conocieron hace quinientos años fueron el  producto  social de aquel foco civilizador que se inició en Caral, y que  aunque suene triste aun,  pocos peruanos  han bebido de ese elixir de conocimiento y la connotación que esto significa.
Me animo a decir que con la ayuda de los avances tecnológicos de hoy en día, tal vez  las nuevas generaciones de jóvenes peruanos  y no tan jóvenes también puedan ser cautivados por  el inexorable  halito de misterio que envuelve a nuestra verdadera identidad cultural y puedan forjar en cada uno de ellos, el molde requerido  para crear un hito, un referente  histórico y  así poder lograr como  un verdadero conglomerado humano y social, un sincerado concepto de madre patria, el  significado  y el porqué  de esas dos silabas que conforman  el nombre de este país, crisol de razas  y de  herencia multicultural  para  toda la humanidad.
Y digo de toda la humanidad,  no con un sentido patriótico, puesto que  primeramente  tuve yo mismo que quitarme  esa venda de mis ojos,  y así comencé desde muy  pequeño a creer  en la enorme herencia  cultural dejada por nuestros ancestros oídas  en primera instancia a mi padre a quien  debo agradecerle no solo el  haberme  procreado, sino también  por haber motivado  mi  apetito por la historia, luego  a través de los libros de la copiosa biblioteca que mi progenitor tuviera, así  me inicie en el conocimiento de antiguas sociedades y culturas, nunca olvidare  aquellas  revistas   de  tipo vintage, que  mi abuela paterna tenia acumulados en sendos baúles de madera hoy  casi extintos, recuerdo aquellos días de mi niñez enfrascado en  devorar  uno a uno cada revista, no solo atraído por los dibujos de los cuales también  copie afición, sino por las  historias  narradas a manera de historietas, así  en ese pequeño universo puesto a mi disposición  tuve en mis manos el portal   para adentrarme en la imaginación de un faraón Akenaton con  formas femeninas, el oscuro mundo religioso de los egipcios y   mi primera  impresión del libro de los muertos y la escritura jeroglífica tan famosa de aquella civilización, como no olvidar también  aquellas historias de la cultura paracas y la trepanación craneana, logro de la cirugía precolombina, así estos episodios fueron repitiéndose  durante   mi primaria y secundaria, ahonde  mis conocimientos de manera autodidacta, así pude comprender el espíritu  que llevo a componer su vasta obra literaria al gran amauta José Carlos Mariátegui.

No debo olvidar  la colección de álbumes acerca de historia, biología  y otras materias tan populares entre la niñez y juventud de los años 70s y 80s, muchos  lectores de aquellas generaciones recordaran con nostalgia, el juntar  y/o pedir propina a los mayores para  comprar  las figuritas o intercambiarlas con aquellas que eran de gran estimación y búsqueda dada su escasez, no me adentrarse más en este propósito  a fin de no desviarme del tema.

Hoy  en día todo ha cambiado,  a veces  mi imaginación  futurista esboza los edificios que serán  edificados y que  irremediablemente cambiaran  el  fondo de la vista de la costa verde desde una perspectiva de un aguzado  fotógrafo  desde el malecón chorrillos.


Y sin ir a menos quienes no  muden rápidamente sus hábitos actualizándose a las tendencias, les invito a leer  un articulo  interesante  denominado

Title Alternative

The Wawki war : the objectives and mechanisms of rivalry among the Incan elite, 15th-16th centuries

aqui  dejo el enlace,
    http://digitalrepository.unm.edu/abya_yala/78/

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