Acostumbrado a pasar casi siempre en solitario mi refrigerio laboral, recuerdo
una tarde de esas donde la
pantalla del televisor proyectaba una parte de la trilogía “El Padrino” como
especial del mes. Sin duda
más de uno lo ha visto y vuelto a verla, no solo por tratarse
de una de las producciones más aclamadas y apreciadas de la cinematografía estadounidense y
mundial. Quien no ha manifestado su opinión acerca del notable guion elaborado
por el escritor Mario Gianluigi Puzo y la mejor película del director Francis Ford
Coppola.
Así de pronto sin tomar
ya interés a los personajes de Marlon Brandon y Al Pacino y
endulzados por la partitura
sinfín de Nino Rota, surge una plática acalorada, la mesa
esta compuesta exclusivamente de varones, surgen los típicos comentarios
de corte machista, mezclados con sorna comparada a uno de los ahí presentes, la
broma y la chacota, una simulada insinuación
gestual al compañero, y esa ironía que en mágica conjunción se relaciona
con algún personaje regordete
siciliano que súbitamente aparece
en la pantalla; estalla la risa estridente y grupal alguien de la otra
mesa colabora con la burda comparación,
devolviendo quizás así “un pendiente” a la
no tan víctima de turno. Así son las
tardes en el comedor de mi centro
de trabajo.
Esa tarde sin embargo, algo surge rápida y
súbitamente, el momento, la ocasión diría yo pero es según mi pensamiento, el comportamiento
social de un grupo humano que vive unas
horas de su vida fuera de su hogar, unos
con la mentalidad de estar ahí
disfrutando unos minutos de descanso y confort, para luego continuar con su propia realidad: realizar las labores encomendadas e inherentes a su área; el esfuerzo realizado: podría ser interpretado como el de llevar el pan a casa, alguno está ahí también porque le gusta su
trabajo y piensa hacer carrera, otro tal
vez esperando una mejor oportunidad y
mientras tanto mantenerse resignado a hacer de la paciencia: un arte, o de repente
un acendrado estudiante universitario que viene realizando sus prácticas
profesionales con el objetivo de
acumular créditos y experiencia.
En esa vorágine de inquietudes y curiosidad, se escucha el inicio del espacio publicitario en el canal de la señal por cable, alguien mira el reloj ubicado en una de las paredes para calcular el tiempo restante, mientras que otros siguen llegando y tomar sus alimentos con la consabida apreciación positiva o no de lo que ahí se encuentra servido, mientras yo sigo con los cubiertos en mis manos llevando cuidadosamente un bocado de alimento sin perder la postura.
En esa vorágine de inquietudes y curiosidad, se escucha el inicio del espacio publicitario en el canal de la señal por cable, alguien mira el reloj ubicado en una de las paredes para calcular el tiempo restante, mientras que otros siguen llegando y tomar sus alimentos con la consabida apreciación positiva o no de lo que ahí se encuentra servido, mientras yo sigo con los cubiertos en mis manos llevando cuidadosamente un bocado de alimento sin perder la postura.
En fin cada uno tiene su motor y motivo como aquella frase ya
conocida. Repentinamente, la jocosidad se diluye y el tema de
conversación se vuelve aislado, una
delgada y fina silueta hace su aparición se sienta contiguo a mi lado de la
mesa, me digo a mi mismo que agradable compañía. La chacota ya se difumino totalmente, ella
pregunta acerca de lo que estamos viendo en ese momento mientras continúan aún los comerciales, un “amable” compañero también
presente le comenta de la película, ella
realiza un buen y bien logrado
comentario acerca de las películas del género.
Me causa una gran percepción por su buen gusto
y parece ser una cinéfila en potencia,
rápidamente vierto también mis
opiniones personales del género y así una cosa lleva a la otra, el dialogo una vez más vuelve a ser
ameno. En cinco minutos conozco más detalles acerca de ella, a partir de ese momento se traba una interesante y muy aleccionadora platica entre ambos mas aún al decirme su apellido materno.
En una sociedad donde los estereotipos de hoy
en día son ejemplos
“importados”, me imagino a un
Londinense o un simple ciudadano de la Commonwealth, saber de la vida, obra y legado de “Richard
the LionHeart” o su equivalente en francés “Richard Coeur de Lion”,
bueno que mejor escribirlo en buen
cristiano: “Ricardo Corazón de León”. Hoy en día resulta fácil indagar acerca de este insigne soberano ingles gracias a la Wikipedia por ejemplo, entonces muchos ya
teniendo una mejor imagen de
este insigne normando, estadista, conquistador,
viajero y cruzado, fácilmente
cualquiera gustaría de llevar ese
título y comentar sus hazañas y logros con gran ánimo y que mejor si pudiera ser nuestro apellido,
similar a los muchos apellidos aristocráticos
de origen castellano que existen
en nuestra sociedad actual,
sin el objeto de ofender a todos aquellos que por abolengo los ostentan
hoy en día.
Corazón de Puma .- Recuerdo
hace 11 años exactamente, haber
conocido en esta ciudad a un contemporáneo y joven oficial servidor público apellidarse “Pumazuncco”, ya no recuerdo su nombre
(o mejor
dicho, no esforzare la memoria en traer su nombre al presente),
yo lo conocí en su faceta profesional y nada más. Hace tres años atrás,
durante un día de trabajo,
al solicitar a un grupo de personas
sus documentos de identidad para
poder ingresar a un establecimiento, me
percate el apellido de uno de ellos: Puma Sonco, le pregunte si sabía el significado de su apellido me respondió
no saberlo, es más me dijo ser limeño de
pura cepa. Y sin el ánimo de hacerlo
quedar mal y haciendo uso de mi peculiar
estilo de enseñar la historia, le
platique a ese grupo de hombres el tan
insigne y noble apellido que este
parroquiano ostentaba, no puedo negarlo,
capte inmediatamente la atención
de todos ellos, recordando el estilo del periodista deportivo e “historiador”: Efraín Trelles.
El
énfasis que debemos darle a
nuestros valores, comparando el ejemplo de este aludido ciudadano e imaginar una situación similar al otro lado del
orbe con respecto a suponer ser descendiente de Ricardo I rey de Inglaterra;
es una base a los conceptos
analógicos del cual vengo
haciendo un común denominador. Soy consciente que mucho se ha hablado del
amaneramiento del peruano promedio y no tan promedio, he oído
soluciones a este fenómeno desde
un plano ortodoxo, pasando por el regreso a la instrucción similar
recibida en los cuarteles militares entre otras.
Yo pienso que
debemos partir desde este concepto,
podemos “recrear” sanas comparaciones para construir una nueva y remozada identidad cultural basada en la riquísima y
milenaria tradición cultural, pasando por lo histórico por ejemplo, así
como por el arte culinario, el folklore,
la música “vernácula” la verdadera y
originaria así como conciliar
antiguos y antagónicos contrastes
étnicos: lo serrano versus lo costeño lo charapa versus lo costeño; lo limeño versus lo provinciano y,
también el fenómeno cultural del campo versus los estereotipos de las grandes
ciudades del interior del país; en otras palabras: “conciliarnos todos por todas nuestras partes”.
Lo digo esto, pues con motivo del presente censo nacional y con relación al fenómeno futbolístico actual, donde
cada uno de nosotros se transforma en un solvente “Opinologo” dotado de sendos argumentos para poder entablar acaloradas
discusiones y alternativas que deba tomarse en cuenta. Aunque hoy no es materia de mi presente artículo, me comprometo a platicar en el futuro acerca de estos dos temas.
Empezando
por los apellidos y la cosmovisión trascendental de cada uno, pasando por su origen geográfico,
se puede articular un interesante andamiaje social que origine la sinergia necesaria para
desatarla en el primer campo de batalla:
las escuelas, y en segunda instancia en
cada hogar, pero esta última con la imprescindible
acción del estado a través de sus
organismos locales y regionales. Sabemos
que existen sendos proyectos educativos. Aquí percibo que le falta ese “aderezo”, esa “sustancia” como cuando preparamos una suculenta “carapulcra
a la chinchana” cuyo potaje es de
tradición milenaria, más aun sabiendo que si le falta maní,
no sería una verdadera “carapulcra
criolla”, pero si supiéramos que el maní
es también una de las más antiguas semillas conocida por el hombre, es más si un acertado docente de los miles de centros educativos o mejor
dicho ahora denominadas: Instituciones Educativas, pudiese discernir ante sus
estudiantes sobre el notable descubrimiento del arqueólogo
estadounidense Tom Dillehay quien descubrió los restos de esta milenaria planta
de 7840 años en Paiján y en el valle de
Ñanchoc ubicado en el valle del alto Saño en Cajamarca. Así se podría verter estos
componentes culturales, comparando los ingredientes de una suculenta
carapulcra. El deleite servido por un “competente Cheff de la educación” a esos
jóvenes paladares, “fidelizaría” una
clientela que con el tiempo podrá degustar
un potaje típicamente peruano, pasando por la historia que trae origen una semilla de un
valle en una región como Cajamarca,
nombre de un escenario suscitado hace casi 500 años atrás. Pues el
peruano de hoy es fácilmente seducido por la pasión de multitudes, otrora
componente de los siete pecados capitales: la gula, por citar un
ejemplo, pasando por el futbol
hábilmente utilizada por los medios sociales, especialmente los televisivos.
Finalmente retornando al escenario de mi amena platica; ella por su abolengo materno resultó ser una musa
reencarnación de Cusirimay Ocllo,
y lo digo así porque el destino resulta a veces caprichoso, el apellido, la
belleza y la historia coincidieron ese
día; luego de hablarle y comentarle acerca de la panaca de esta princesa
inca y
la historia del creador de este clan familiar, uno de los hijos más
insignes: el “Alejandro Magno de América”, “El más grande hombre que la raza aborigen de
América haya producido” (esta
frase de Sir Clement Markham),
Solo me contenta haber echado luces del origen de un apellido tan noble y digno, el cual debe ser motivo de orgullo para cualquiera que lo ostente tal cual como si fuese lo mismo de un descendiente de alguna casa real europea, que mejor retribución el oír de sus labios un sincero compromiso de indagar más acerca de una parte importante de nuestra historia: la historia de todos los peruanos y no peruanos también, porque va más allá de un país o región, se extiende como un colectivo de los hombres y mujeres de este presente y actualidad.
Solo me contenta haber echado luces del origen de un apellido tan noble y digno, el cual debe ser motivo de orgullo para cualquiera que lo ostente tal cual como si fuese lo mismo de un descendiente de alguna casa real europea, que mejor retribución el oír de sus labios un sincero compromiso de indagar más acerca de una parte importante de nuestra historia: la historia de todos los peruanos y no peruanos también, porque va más allá de un país o región, se extiende como un colectivo de los hombres y mujeres de este presente y actualidad.
Si James Cameron dirigió una
película épica de ciencia ficción animada: “Avatar” mis coetáneos, deben saber que los paisajes y personajes de la misma fácilmente podrían ser identificados con personajes históricos reales de nuestro pasado, pues el
hombre cree imaginar, sin embargo casualmente
también recreamos eventos del
pasado con asombrosa analogía a
civilizaciones que realmente existieron.
Este articulo va dedicado a
esa anónima persona que inspiro el título del presente.
Gracias.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPuma Sonco, su significación.- etimológicamente quiere decir "Corazón de Puma" en alusión al gran felino americano, deidad tutelar del Kay Pacha.
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