jueves, 4 de octubre de 2018

El poderoso motivo de Cajamarca


UN BARBERO EN LOS "BAÑOS DEL INCA"

Una tarde vino un señor para dar mantenimiento a las plantas que decoraban la oficina, estas llevaban mucho tiempo sin los cuidados respectivos, por ende, era menester darles el tratamiento debido.

El operario cuyo nombre era Sigfrido, después de dos horas de haber estado inmerso en su labor de jardinero finalmente me dio aviso para validar su labor; entonces me dirigí a los ambientes y pude apreciar el nuevo y remozado “look” de nuestro palmito de bambú, de hecho tuve que reconocer el notable trabajo que se había realizado,  comentándole mis gratas impresiones y  que,  su labor era semejante  como del barbero, oficio  muy de moda en nuestra sociedad por estos días. 

Sigfrido con su arte y técnica en el cuidado y cultivo de plantas, puso de vuelta al palmito de mi preferencia, con  juvenil apariencia; mientras, nos daba algunos consejos para mantener su estado, de repente, vino a mi mente como un rayo instantáneo de luz, el extracto de una entrevista ofrecida por el historiador Efraín Trelles para el programa de televisión “Sucedió en el Perú”.

Entonces aprovechando una pausa en nuestro dialogo, inicié una nueva conversación; empezando con una comparación de orden genérico entre ambas profesiones luego, inquirí muy sutilmente a mi interlocutor si cabría el caso,  un punto de comparación entre la labor de un barbero y  la de un  jardinero.  -Efectivamente, había cierta similitud. Respondió él-  claro está  que para llegar  a ese discernimiento  había yo,  ayudado con mis discursos de enfoque  que  concluían en ese razonamiento hábilmente encauzado.

Acto seguido le pregunté si conocía, o, había oído acerca de un episodio en la historia que pudiera semejarse al tópico de nuestra conversación, obviamente sabía la respuesta de antemano, aun así quise darle la oportunidad de expresar su opinión al respecto y, que luego en una especie de juego de estrategia dejaría para el final de nuestra conversación casual, una conclusión conciliatoria.

Empecé con mi propósito ensayando una recreación histórica que nos llevara en un viaje por el tiempo, quinientos años atrás a los eventos suscitados entre incas y españoles, previo a la captura de Atahualpa en Cajamarca y recordando una vez más, las palabras de Efraín Trelles acerca de cómo estimaron los incas la utilidad de los caballos y la elección de ciertos españoles a quienes se debía capturar “vivos”. 


Mi dialogo resultó esta vez  ameno al darme cuenta que empezaba a captar la atención de mi invitado: -Mira mi estimado- Le dije; eso de que cómo una compañía de barbudos pudo conquistar todo un “imperio” con más de ocho millones de personas, gobernado por un omnipotente señor que contaba un poderoso ejército, etc., etc.  Y, cómo es que los incas sucumbieron a los españoles, a sus armas, cañones y caballería en una sola tarde. –eso mi amigo, le dije, “es historia harto conocida”- “El desenlace de aquel encuentro fue posible cuando los “barbudos” si los barbudos ese memorable día, se transformaron en “dioses” y, se presentaron en Cajamarca con los rostros suaves y lozanos como “potito de bebé”.






 ANALISIS.-

Para establecer un cierto tipo de análisis habría que recurrir indudablemente a la disciplina del conocimiento que viene a ser la metodología de la investigación y así escribir un tratado académico de lo ocurrido en Cajamarca, existe para tal efecto abundante y copiosa literatura. 

No es mi propósito aportar una “nueva prueba” a los esfuerzos y estudios realizados. Para mi presente trabajo echaré de mano las fuentes escritas sobre el particular, especialmente la relación de Francisco de Xerez (Sevilla 1497 - ? 1565)  un cronista y conquistador español que acompañó a Pizarro en su empresa desde 1524 de quien fue su secretario y escribano oficial de la expedición, hasta su regreso a España en 1534.


Atahualpa era sabido que gentes extrañas habían desembarcado en el septentrión del mundo andino. El inca en una primera instancia debió desconocer la finalidad y propósitos de la inesperada llegada, pero a medida que los advenedizos iban adentrándose en tierra firme, los naturales posiblemente comenzaron a propalar versiones acerca de ellos: los “Capac-Cocha” o Señores del Mar,  llegados en  -casas de  madera flotantes- que, tenían por piel un raro atuendo metálico (aunque esto  para mí resulta discutible), pues los occidentales  llevaban cierto tiempo de llevar intercambiando objetos y presentes con los lugareños y presumiblemente, usaban las prendas obsequiadas en retribución a la atención recibida.



Por otro lado llama la atención, la importancia en el mundo andino civilizado, el acto de obsequiar vestimentas. Los europeos debieron notar la calidad y valor intrínseco del producto confeccionado que otorgaba ademas un predominante estatus social a sus poseedores y/o propietarios. El clima del exhuberante ambiente nor-costeño demandaba el uso de prendas de algodon, por su "frescura" en el vestir;  siendo por el contrario que, un panorama serrano de accidentada geografía con numerosos pasos y abras, requiriese la demanda y  abrigo de prendas confeccionadas con fibra de las “ovejas del nuevo mundo”.



Por ello, resulta difícil poder imaginar a los españoles usando como abrigo y protección unicamente sus armaduras y ropaje Castellano. Sin duda la extrañeza que debieron experimentar al pasar de una estación a otra en una sola jornada, debió obligarles el uso y empleo de la producción textil local dependiendo su geografía. 

Resulta pertinente remarcar el hecho que, los testimoniantes, no mencionen como dato adicional, los síntomas y efectos  del “mal de montaña”. Tampoco se hace referencia a la salud de los caballos por su exposición directa con el clima en su camino a Cajamarca. 
Solo una vaga referencia nos trae Francisco de Xérez cuando menciona en su Relación de la Conquista, la estupenda performance de la  caballería, el "día del encuentro" a pesar  que la víspera  del día anterior,  todos los caballos se encontraban “resfriados”.

  

Sin embargo, debemos considerar  como una excepción, al asunto tratado, que los españoles si portaban sus armaduras, aderezos  y toda la parafernalia occidental, para situaciones especiales, sin importar el lugar y circunstancias de los hechos, pero con el objetivo de impactar psicologicamente en la mentalidad y memoria del colectivo. 

Ejemplos de ello sería:  la importancia y significado de la primera impresión, el ejercicio de la santa “justicia” y durante las empresas militares.






Atahualpa en el contexto de una “Guerra Psicosocial” que se venía desarrollando, habría comisionado agentes de inteligencia (AI) encubiertos para que actuaran como “espías” y, así obtener cierta información de primera mano acerca de los extraños, que, de un modo u otro, empezaban a distraer su campaña militar contra el Cusco y su hermano Huáscar.

Incluso se habla de un alto oficial Atahualpista comisionado para tal fin, llamado "Apo" quien, -ocultando- su verdadera identidad, había logrado “mimetizarse” entre la multitud de indios curiosos que seguían y servían de auxiliares de los españoles. La historiografía recrea también, su descubrimiento por los españoles y, de su “perdón” por parte de Francisco Pizarro cuando supo que se trataba de un “orejón”. Personaje principal de una posterior embajada enviada por el inca. 

Entonces, en la perspectiva del inca todo marchaba conforme a sus propósitos, esgrimía con asombrosa precisión los postulados de la "inteligencia táctica",  estaba reuniendo  y analizando datos, que le permitieran llevar a cabo un planeamiento debidamente concertado para la ejecución de su "golpe maestro" sobre la amenaza existente.

El inca creyó tener una mejor “Apreciación de Situación e Inteligencia”  y se aprestada a escoger el terreno propicio para su acto final. Quizás en este momento.tambien haya considerado realizar en simultaneo un gloriosa celebración y por que no, un pomposo ingreso triunfal. 


Las conclusiones obtenidas serían las siguientes:

Que, los extraños definitivamente no eran dioses, salvo alguna extrañeza en su andar y vestir, el idioma y sus costumbres ajenas, éstos eran finalmente simples mortales pues, podían enfermar, ser heridos y ser muertos también, sin necesidad extraordinaria de acudir algún tipo de fórmula mágico-religiosa.

Esto quería decir desde un enfoque militar, el empleo diferente de otra táctica que permitiera -prescindir- de grandes recursos en tropas y avituallamiento, así como una concurrencia de huacas que se solía emplear por aquella época puesto que, por entonces estos recursos se encontraban a disposición de la cruenta guerra civil que mantenía ocupados a los hijos de Huayna Cápac.




Entre los animales que acompañaban los extranjeros,  se identificó al perro y otro animal domesticado jamás visto, cuyo tamaño, movilidad y empleo asemejaba en algo la utilidad de la llama. 


Por su nobleza y gran utilidad para el transporte personal y carga, podría resultar un gran negocio su apoderamiento, para acrecentar su número y rebaño. Este hipotético postulado debió haber sido visto como gran oportunidad para la obtención de prestigio socio-económico  para  beneficio de un Atahualpa ganador en todos los campos  y esferas de su tiempo;  
Un poderoso motivo para fijar un escenario y momento ideal para el logro de su cometido, el inca sentíase  hinchado de su "divino ego", que se auto-intitulaba según Betanzos como el “Ticsi Cápac”" un "Dios entre los Señores del mundo".




Que los invasores venían cometiendo actos fuera de todo orden moral y ajeno a la autoridad del inca y sus funcionarios locales; era necesario hacer justicia y escarmiento.  Aniquilar la hueste invasora para evitar la propagación del pánico, la anarquía y el desgobierno.



Para tal propósito, la historiografía peruana contemporánea alude la identificación de ciertos personajes a quienes se les debía preservar la vida, más que nada por la calidad de sus oficios, y que en base a la información obtenida se seleccionó tres objetivos:  el "volteador de caballos", el "herrero" y por último y talvez el más importante, el “Sacerdote-Brujo”.

La necesidad de lograr la captura de los primeros debía ser una prioridad que se gestaba en concordancia al deseo y voluntad  expresa del monarca, por su natural inclinación a los caballos.

El tercer objetivo para la hueste incaica fue polémico, y se relaciona con el eje central de mi trabajo:

El “sacerdote-brujo” tal como habría sido descrito por los informantes del inca desde la perspectiva de su cosmovisión era un personaje con ciertos -poderes mágicos- con la facultad de devolver la “fuerza Vital”  (-Camaquen) a  quienes recurrían a su –tienda- sumamente cansados y enfermos,   incorporándose después los “pacientes” totalmente sanados, energizados  y “rejuvenecidos”.

Aunque en mis fuentes consultadas no hallé alguna referencia exacta que aluda a la presencia de un barbero entre los españoles que acompañaron a Pizarro. obviamente alguien debía ejercer este oficio aunque sea de manera temporal o improvisada, puesto
que ellos mismos se encargaban de sus propias necesidades, es decir hacer de cocineros, porteadores, y toda suerte de ocupaciones domésticas al menos en la primera etapa de su llegada a las tierras del Tahuantinsuyo.

En la actualidad las barberías gozan de una mejor reputación y concurrencia en detrimento de las peluquerías de antaño, se ha reinventado el oficio del barbero y su negocio es de gran demanda que otorga cierto prestigio a sus oficiantes.




Source Wikipediade:Eygentliche Beschreibung aller Stände auff Erden, hoher und nidriger, geistlicher und weltlicher, aller Künsten, Handwercken und Händeln ..." from Jost Amman and Hans Sachs /Frankfurt am Main / 1568 / thanks to www.digitalis.uni-koeln.de




En la bien documentada escena sobre la visita dispuesta por el Gobernador Pizarro al - “Real”- de Atahualpa en la que el inca por vez primera observa un ejemplar de caballo  sin perder su compostura grave y señorial; esto solo denota  el grado de interés que tuvo para el inca aquel animal, aspecto tomado en importancia para el  presente análisis.

También debe considerarse en este punto, aquel episodio cuando Hernando De Soto se dirigió en una corta pero audaz cabalgata hasta apear su corcel frente al inca sin lograr que el inca se descompusiera, actuando con augusta majestad al mostrar -indiferencia- al atrevimiento del Castellano y castigando con la muerte aquellos indios que se –aterraron- con dicha acción. Este comportamiento indica que el Inca, aparte de ceñirse irrestrictamente a los protocolos diplomáticos de su sociedad, resulta que al parecer estaba simultáneamente ejerciendo una estratagema que debía permitirle después, acorde a su firme idea de capturar al íntegro de los transgresores quienes por méritos propios hasta aquel incidente eran ya considerados en cierta medida como -personas no gratas-  pero con intenso misterio para el Inca.

Es interesante seguir analizando las opiniones de los investigadores de ayer y de hoy  acerca de los acontecimientos registrados por los primeros españoles, sin embargo me omito en realizarla para evitar “prolijidad” en el propósito de nuestro trabajo. 
  
Sin embargo debo acotar al presente que, los incas al igual que su contraparte europea, también eran conquistadores, y podían cometer actos de pillaje y saqueo cuando las acciones de paz fallaban, ellos también capturaban prisioneros, tomaban botín y secuestraban incluso la "huaca" del  vencido y  los bienes de los derrotados.
Es digno mencionar lo referido por los "cronistas tardíos", sobre el "traslado" de los tesoros de Chan-Chan durante las campañas militares de Tupac Inca Yupanqui sobre el reino del Chimor y la "reubicación" de sus orfebres a la ciudad del Cusco.     

Sea un escenario de paz o de guerra, el aparato administrativo del inca  gobernante, ya preveía la gestión acorde a sus intereses, de los recursos humanos y materiales. Para lo cual gracias a su casi perfecto sistema de contabilidad y estadística entendían proyectos agrícolas y  ganaderos a gran escala, así como la acumulación de excedentes   para los procesos de reciprocidad y redistribución, alineada con la gestión  logística de almacen de bienes y recursos.  










CONCLUSIONES:

Desde nuestra perspectiva tempo-espacial resulta difícil poder asegurar  o desmentir  el concepto de dioses o “Wiracochas” como se les denomina en la historiografía a Pizarro y sus hombres por parte de los incas y las gentes que ellos en su tiempo subyugaron.


De la relación de Francisco de Xerez, se desprende que algunos “cristianos”  habían sido muertos por los indios en sus primeros contactos con los pueblos de lo que hoy es el Ecuador y el norte del Perú.


En la historiografía moderna del Perú en lo que respecta al proceso de la “Conquista” se habla del afán de Atahualpa de Capturar vivos a los “extraños” que venían distrayendo su reciente victoria sobre Huáscar y hacer merecido escarmiento en ellos. Es notable la referencia a los caballos y la presencia de un personaje misterioso con atributos mágicos –superior- a cualquier Huaca del mundo andino conocido.


En un hipotético escenario en el que Atahualpa es asesorado por sus consejeros, funcionarios y familiares cercanos con respecto de los intrusos.  Cualquiera que hubiese sido la estrategia, plan de acción, etc., parece demostrar que el inca buscó adrede el encuentro en Cajamarca.  Sea por su exacerbada soberbia o, por el desconocimiento que se tenía de estos extranjeros en el arte de la guerra. Atahualpa no logró su cometido, se entramó en un juego de “el gato y el ratón” con sus enemigos permitiendo que se adentraran demasiado en el reino y por  intermedio de “Felipillo”, “Martinillo” y Francisquillo” sus “indios ladinos”, obtuvieran mayor y más precisa información de contra-inteligencia para plantear  una  acción casi “suicida” pero osada que devino para el genio de Pizarro la rápida captura de su máximo trofeo, en el lapso de “media hora”, poco antes del ocaso, sin el menor coste de vidas y recursos entre los españoles.





“Aquella tarde… El Intip-Churin asido del brazo, fue desbaratado de su litera, para nunca más volver a señorear la tierra en el Kay-Pacha…su suerte y el destino de su civilización, estaba echada...  Sin embargo, el majestuoso Inti  a la mañana siguiente volverá a repetir infinitamente su paso por el Hanan-Pacha…”
“La Captura”, Oleo Juan B. Lepiani, (Lima, 20 de septiembre de 1864-Roma, 28 de noviembre de 1932)


Cajamarca supuso también la muerte de numerosos nobles que acompañaron al desprevenido inca y que por su pronta desaparición pasaron rápidamente al olvido, entre ellos se contaban funcionarios “políticos” de alta jerarquía, es notable mencionar que, en el lugar de los hechos se contaba con la presencia de otros “Señores” que eran cargados en literas y hamacas;  la relación de Xérez es nuevamente de gran ayuda para entender la gran orfandad de personajes de primer orden que dejaron prácticamente “solo” al inca en los sucesos posteriores a la fatídica tarde del sábado 16 de noviembre de 1532.

Sin embargo, hay que considerar como punto de inflexión, al momento de la agresión flagrante de los peninsulares; La mortal inacción de la multitud que acompañaba al soberano inca, ni tampoco el hecho de como un numeroso ejército que se encontraba acantonado en Pultumarca no realizara una acción de respuesta inmediata.  Para tener una mejor comprensión sobre el particular y en general sobre la cosmovisión del mundo andino, el Arqueólogo Polaco Mariusz S. Ziólkowski (Varsovia 1953) en 1997 publicó su obra, “LA GUERRA DE LOS WAWQIS: Los mecanismos y los objetivos de la rivalidad dentro de la elite Inca, siglos XV – XVI”.







Mi conclusión es que Pizarro tuvo 2 méritos destacables:

Primeramente, puso en marcha una muy calculada y sincronizada escenografía audio-visual jamás vista por todos los concurrentes a la cita de aquel día, el factor sorpresa estaba dado;

Su segunda acción consistió en apoderarse por cualquier medio posible de su objetivo, para tal efecto Pizarro debió estar seguramente enterado o no, que el Inca nunca se dirigía directamente a sus sirvientes, toda acción era delegada a sus parientes nobles y estos a la vez con los “mandos intermedios” incluso para estos últimos y la plebe misma, estaba castigado con pena de muerte, siquiera mirar a su Todopoderoso Señor.



La ejecución de un mandato o deseo del soberano era talvez transmitida por una complicada y muy organizada “red de comunicaciones”, por esta razón causó admiración entre los atacantes que trataban de derribar frenéticamente al Inca Atahualpa de su anda y que, los “Lucanas” encargados del transporte de las andas, siguieran cumpliendo hasta la muerte su único trabajo y rol de toda su vida.  El atónito Inca no halló el modo de comunicar una -orden de repliegue- coherente en ese momento, su staff de transporte fue “inmovilizado” por el pánico y desorden de la masa.   

Esta acción en términos militares puede ser interpretada en  ese "Teatro de Operaciones" como una maniobra, que “desconectó” al Comandante Supremo de su Estado Mayor  por ende de sus fuerzas. Una acción del tipo “BlitzKrieg” evocado irónicamente con el único falconete operativo que empleó la "artillería" del griego “Pedro De Candia” desde el Ushnu de plaza. El estruendoso efecto  debió  hacer percibir a la "audiencia" local, la sacra  presencia del "Inti Illapa".

En otros términos, era un “JAQUE MATE” magistralmente realizado en el “Damero de Cajamarca”. Lo demás es historia conocida, la masa sucumbió al terror y pánico, tratando de huir desordenadamente siendo muertos en una tenaz persecución.

El sistema instaurado por Atahualpa, aquella tarde comenzó a desmoronarse abruptamente, este hecho histórico puede ser catalogado con cierta verosimilitud contemporánea como la “muerte” de una “StartUp” y, en este caso en particular, por la pronta desaparición de su CEO.  


La civilización incaica asistió a Cajamarca para atestiguar el inicio de un profundo cambio sin precedentes en lo político, social, económico y religioso que significó a la vez el nacimiento de una nueva hegemonía en el poder del universo andino, es decir el paso a una nueva era, de la que nuestra sociedad actual es su producto.
 

    
Finalmente el tema de los caballos y el sacerdote-brujo mencionados aquí, son  obra  e ingenio como ya lo indiqué del historiador  Efraín  Trelles (Andahuaylas, 1953 – Lima 2018)  quien en vida contaba esta escena con  su singular “picardía” que supo destacar aparte en el mundo del periodismo deportivo nacional.

Otra referencia muy importante son los trabajos del Dr. Antonio del Busto Duthurburu (Lima, 1932 – Lima 2006), con su obra Pizarro (2000) de gran referencia sobre el tema tratado.
Tambien la entrevista ofrecida  al intelectual Marco Aurelio Denegri (Lima, 16 de mayo de 1938-Ib., 27 de julio de 2018) en su programa de televisión "La Funcion de la Palabra


El presente artículo rinde también homenaje a todos ellos que, otorgaron sus opiniones indistintamente  sobre el tema. Especialmente  a Efraín trelles, que en un capítulo del programa “Sucedió en el Perú” producido por el canal de televisión del estado peruano, cuya jocosa y original historia acerca del barbero, inspiraron mi trabajo.



Finalmente para cerrar el círculo del enfoque moderno que he venido consignando  en algunos puntos, es decir al trabajo de “inteligencia” desplegado en ambas partes, considero  pertinente hacer  referencia a un episodio  de gran significado que trata de la campaña  militar que entabló Huáscar poco antes de  desatarse la “guerra civil” y;  es la que menciona la muerte de Chuquis Huamán, hermano suyo y uno de los Capitanes Generales de la campaña de la guerra con los Chachapoyas, que  fue muerto por el Curaca de Pumacocha en una bien y tramada ardid, al atraerlo al interior de la ciudadela-fortaleza –Chacha- so pretexto de querer hacer la paz y darle muestras de su sumisión. Este episodio puede ser enteramente leído en el  “Capitulo XLIV: De la jornada que mandó hacer Huascar Ynga en los chachapoyas, y muerte de su hermano Chuquis Huaman” de la obra “HISTORIA GENERAL DEL PERU” escrita por el cronista Mercedario,  Fray Martín de Murúa  y publicada en las primeras décadas del siglo XVII.


Resulta irónico la suerte corrida por Chuquis Huaman,  y que solamente contribuye una vez más a seguir esgrimiendo más postulados a la “descuidada” acción  del Inca de presentarse  en Cajamarca prácticamente con una multitud que iba “desarmada”.

Enfático es: que nunca se conozca los verdaderos motivos que llevaron al inca Atahualpa a la escena de Cajamarca, pero persiste en mi cabeza, la teoría de una  equivocada percepción de la situación y, una errada fuente de información de inteligencia que obligara al inca a  buscar el modo de capturar vivos a los españoles  y, luego entre estos, seleccionar a los que  les sería de utilidad.

Una falsa A/S y A/I  quien sabe?

Al final como todo mortal, nos podemos equivocar y en esa ocasión alguien hizo una falsa estimación de la situación, y el otro, se las jugó el todo por el todo; así  devino los acontecimientos de Cajamarca.

Sin quitar  mérito a Francisco Pizarro y  sus hombres, ni tampoco a los orejones incas, la historia también  nos señala que hay ejemplos  a considerar sea en aquel tiempo  o el presente, sino  recordemos lo sucedido al ejército alemán que subestimó las fuerzas rusas  incluso antes de la invasión de 1942 cuando  la mente militar que gestó el  plan para  la operación “Barba-Roja”  formuló una errada A/S y A/I  al estimar que el  ejército Rojo no  podría recuperarse  de una contundente y coordinada acción de la Werhmacht,  que supusiera la inmovilización o destrucción de por lo menos  3 o  4 millones de hombres de la Rusia de Stalin.


En fin, como dice el dicho: El Hombre Propone y Dios Dispone”, algo parecido al discurso proselitista que se lee a “viva voz” en las crónicas y relaciones que escribieron los españoles para justificar la invasión y conquista del nuevo mundo, según ellos.
Una última reflexión me lleva a recrear a nuestro personaje polémico que da título a nuestro articulo quien, por ironías del destino, resulta ser solamente un barbero, como los de hoy en día, es decir muy solicitado y que en el contexto de la metáfora de nuestro trabajo solo trajo un fin y un medio: un “baño de sangre” en los “baños del inca”.

Richard B.A.
10/10/2018


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